
ALGO MÁS QUE UNA CONDUCTA
Noemí Vega y Rodrigo Moreno, padres de Ainara, siempre se han mostrado muy receptivos a la hora de hablar y asumir el trastorno de su hija. Se dan cuenta de que Ainara presenta un trastorno alimentario cuando les confiesa que le da vergüenza ir en bikini a la piscina. Además, una compañera del instituto de Ainara le comenta a sus padres que ha visto cómo tira la comida. Noemí afirma que "sabes lo que come delante de ti, pero no el resto".
"Lo primero que nos dicen es que nuestra vida va a cambiar a partir de ese momento"
Ambos acuden con Ainara a distintos centros especializados en Trastornos de la Conducta Alimentaria, en los que recogen malas experiencias. Consideran que el enfoque que se ofrece en esos centros es de que las personas que padecen un trastorno alimentario son manipuladoras y engañosas, y hay que ejercer una misión de control, en lugar de prestar ayuda y apoyo, sin tener en cuenta lo que sufren los pacientes. "A la primera que le encantaría no estar inmersa en este tema es a ella", declara Noemí.
Noemí y Rodrigo saben que su hija mantiene en la mente esa figura voluminosa de sus 12 años, retenida como "foca", como ella lo expresaba. Ainara ha pasado por fases agresivas, de autolesiones, y algún proceso más grave.
El padre de Ainara confiaba en la inteligencia de su hija para superar este trastorno, pero los especialistas le confirmaron que, al ser tan perfeccionista, le daría más vueltas a las cosas, ya que es más exigente consigo misma. Es una sutil contradicción.
Noemí tiene la esperanza de hallar una solución definitiva en los estudios de su hija. El hecho de que Ainara estudie Psicología cree que se trata de un método que ella ha encontrado, una manera de salir de todo eso que la mantiene atrapada.
Tanto Noemí y Rodrigo como Ainara coinciden en su mala experiencia con los profesionales de este caso, manifestando que no se han sentido ayudados ni comprendidos. Sin embargo, al igual que su hija, consideran que debería retomar el tratamiento, de otra manera más conveniente por supuesto, cuando Ainara esté preparada y lo decida. "Sabe que tiene que hacer algo para resolver algo que ella quiere y no puede", confirma Rodrigo.
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Una enfermedad "muy dura y manipuladora"
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