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Sandra Rodríguez

 

 

Ainara Moreno, estudiante de Psicología de 22 años, presenta anorexia nerviosa restrictiva. Los inicios de Ainara en este trastorno están asociados al falso ideal de belleza estereotipado que destaca en la sociedad: la delgadez.

 

Ainara entra en la etapa de los 12 años con un ligero sobrepeso. En la edad en la que normalmente se empieza a interactuar con el sexo que te gusta, cayó en el mundo de las dietas. En este ámbito recibe un refuerzo positivo en el que le dicen que cada día está más guapa, por lo que sigue adelgazando más. Y ese más nunca termina, "ni tú te estás enterando de en qué te estás metiendo".

 

Sus padres se alertan por el rápido adelgazamiento de Ainara y la llevan al Hospital Niño Jesús, donde es tratada por especialistas e ingresada. "Mi visión era que si me ingresaban, significaba que estaba muy delgada, por lo que había alcanzado mis retos a lo grande". Allí Ainara entra en contacto con otras personas que viven lo mismo que ella, por lo que existen las comparaciones físicas, el intercambio de métodos que utilizan y la curiosidad por probarlos. La obsesión por el trastorno se incrementa en Ainara.

 

Ainara es ingresada en cuatro ocasiones. Es una chica muy autoexigente y muy obsesiva, por lo que no hace caso de lo que le dicen los especialistas del centro. "El Niño Jesús tiene una especie de fama que dice que si no sales curado de allí, puedes darte por perdido, vas a tener el trastorno alimentario toda tu vida".

Una joven con anorexia nerviosa restrictiva culpa de su enfermedad a los estereotipos de belleza que imperan en la sociedad

"No controlo nada, pero mi cuerpo sí puedo controlarlo. Y eso me hace sentir segura"

El Niño Jesús destina a Ainara al Centro ITA de Barcelona, de identidad privada, en el que permanece dos años. "ITA estaba muy mal gestionado: mezclaban a gente de todas las edades y tipos de trastornos. Prácticamente ninguno tenía esperanzas de curarse, por lo que el ambiente era muy deprimente". Ainara critica que en este centro vendían `cronicidad´.

 

Durante su estancia en ITA, el tío de Ainara fallece y su madre considera que la necesita a su lado, por lo que solicitan el alta voluntaria. "Salí de una situación que para mí era inviable". A su vuelta a Madrid, continúa con alguna visita ocasional al Niño Jesús, pero decide abandonarlo y seguir sola.

 

Hasta el momento, Ainara no sigue ningún tipo de tratamiento, aunque contempla mentalizarse para ello en un futuro. "Me viene bien llevar mi propia vida y mi rutina, pero sé que no estoy curada".

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