
ALGO MÁS QUE UNA CONDUCTA
Javier Sánchez
“No te das cuenta de que eres ludópata hasta que te juegas la casa en una partida de cartas”. De esta forma comienza nuestra entrevista con Álvaro García, un ex-jugador. La ludopatía es una enfermedad reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1992 que guarda sus bases en las apuestas sistemáticas a juegos de azar. Estas apuestas buscan resultados de forma rápida y sin apenas esfuerzo.
Como bien afirma la Asociación Americana de Psiquiatras (APA), la ludopatía se entiende como el trastorno de control de impulsos no clasificados. Se trata de una conducta de juego inadaptada, persistente y sistemática que produce alteraciones en la continuidad de la vida personal, familiar o profesional.
Para situar el perfil del jugador adictivo, debemos atender al cambio generalizado de este. Si antes se situaba en torno a una persona adulta, con cierto grado de desatención social y una situación económica media, es ahora cuando situamos el inicio de la ludopatía en torno a la adolescencia, en grupos sociales que buscan a través de las apuestas, especialmente las deportivas, una forma rápida de conseguir dinero sin apenas esfuerzo. Es aquí donde radica el principal problema. Estos grupos sociales ven en el juego una fuente de ingresos, sin atender a la cantidad de dinero que llegan a jugarse. Las pérdidas son un mero incentivo para seguir jugando, pues de alguna forma han de recuperarlo. “Se entra en un círculo del que es difícil salir. Si pierdes, necesitas jugar para recuperarte. Si ganas, ¿por qué ibas a parar?”, nos señala el entrevistado.
Ello nos lleva directamente a las consecuencias propias de la adicción. El juego sistemático afecta al ámbito personal. Esto se debe a que el ludópata tiene un trastorno impulsivo por apostar, dejando al margen la vida social. Dedica su tiempo a aventurar su dinero en juegos de azar sin apresurarse de las consecuencias. El trastorno ludópata está ampliamente ligado al alcoholismo y al tabaquismo. Un ludópata busca en el alcohol y en el tabaco un refugio ante el propio estrés del juego. Ello puede derivar en consumo de drogas cuando este se ve hundido. La familia del ludópata es también víctima del juego. Ve cómo poco a poco se deteriora su vida y, con él, la de quienes están a su alrededor. La víctima suele ampararse en sí mismo, atendiendo a problemas de comunicación con sus allegados. Estos llegan a hacerse cargo, en ocasiones, de la deuda contraída.
Localización en Fuenlabrada
Centrémonos en el municipio madrileño de Fuenlabrada, con una población total de 6.488.347 habitantes, donde existe una amplia red salones de juego. Es aquí donde nos encontramos con la red Sur más extensa de salones de juego, gracias al 10,1% de población asiática en el polígono de Cobo Calleja o la población centro africana de la zona céntrica, en torno al 15,2%. Esta red se compone por una numerosa gama de salones de juego y locales de apuestas, mayoritariamente deportivas. Son estas últimas las que mayor apogeo tienen en la actualidad. Esto se debe al ya citado cambio de perfil del ludópata.
La empresa Sportium Apuestas Deportivas S.A. ha encontrado negocio en este municipio Sur de la Comunidad actualizando sus locales. Sportium amplía su oferta de locales en base a la demanda existente en la localidad. Ya son cinco los locales que la empresa mantiene en Fuenlabrada con las últimas aperturas de dos nuevos locales en el distrito de Loranca y en el barrio El Vivero. Estos barrios se constituyen de una mayoría de población joven, con lo que el perfil del ludópata se acentúa.
La Asociación Fuenlabreña de Jugadores en Rehabilitación (AFUJER) se fundó hace ya diez años con el fin de ayudar, a modo de tratamiento, a los jugadores sistemáticos. AFUJER trata de concienciar no solo a los jugadores, sino también a sus familias y a la sociedad en general de los problemas acarreados por la ludopatía.
En cuanto al tratamiento de la enfermedad, existen dos posibles vías: desde un tratamiento psicológico a uno de tipo farmacológico, basado en la medicación de la víctima. El tratamiento principal que ofrece la Asociación es psicológico. Este se produce en terapias de grupo, donde los ex-jugadores en rehabilitación se ven más capacitados a la integración al estar rodeados de homólogos. Gracias a ello, estas personas identifican su problema con el juego, lo cual resulta el primer avance del tratamiento. Parte fundamental del proceso es el apoyo de los más allegados a la víctima. La familia y el círculo de amigos del jugador sistemático deben mantener una actitud activa y positiva ante el problema, acompañando en todo momento los avances de la víctima.
Ludopatía, cuestión de azar
Fuenlabrada es la red Sur de juego más extensa de Madrid
El juego en Internet
La tendencia actual de los juegos de azar se observa en la red. Internet, por ser un medio instantáneo y de fácil acceso, conlleva a que la partida se haya trasladado de la mesa a la red. La facilidad del juego en Internet hace que se expanda con mayor frecuencia entre la sociedad. Como consecuencia del cambio en el perfil del jugador, Internet ha visto cómo ganaba en presencia y afluencia de apuestas a los salones de juego.
Con cifras de 2012, 14,5 millones de euros fueron los que se movieron por Internet. Lo que supone además un problema para la economía del país, pues es dinero ficticio. No se tratan de inversiones monetarias al uso, sino que se realizan a través de las cuentas bancarias.
Las escasas barreras legales en la red hacen de ella un problema mayor. Para apostar por Internet solo es necesario el número de cuenta bancaria. No se controla la edad ni la persona que accede a la “mesa virtual”. No existe el control que puede verse en salones de juego, casinos y locales de apuestas. Es en estos lugares donde se ejerce un control exhaustivo de los jugadores.
Por poner un ejemplo, el póker on-line se cuela hasta en la televisión en continuas apariciones publicitarias. Apariciones que incitan a jugadores a participar en las partidas virtuales. La telefonía móvil también es un medio utilizado por estos nuevos jugadores. Al igual que Internet, su fácil acceso e instantaneidad hacen de ello un problema difícil de erradicar.
